RECORDAMOS LOS ACONTECIMIENTOS EN MALVINAS
JUAN LÓPEZ Y JOHN
WARD
Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido
parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas
memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una
mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos.
Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las
guerras. López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en la
ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer El
Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido
revelado en un aula de la calle Viamonte. Hubieran sido amigos, pero se vieron
una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los
dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos
entender.
POR JORGE LUIS BORGES.1982.-
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